Las Computadoras llegan al país
Cómo eran los primeros equipos que se instalaron en la Argentina. Para qué se usaron.
Las crónicas argentinas del siglo XX suelen destacar como hechos memorables de 1960 los festejos por el sesquicentenario de la revolución de mayo y la visita al país del presidente estadounidense Dwight Eisenhower. También se recuerda que en esa fecha salieron a circular por las calles de Buenos Aires los primeros Fiat 600. Pero pocas reseñas registran que ese mismo año comenzaron a funcionar las primeras computadoras que llegaron al país.Desarrolladas por empresas antes dedicadas a fabricar tabuladoras, cajas registradoras, balanzas, calculadoras o máquinas de escribir, aquellos equipos solían usar tarjetas perforadas como dispositivos de entrada y salida de datos; no tenían monitor y el mouse era todavía un elemento inimaginado. Ocupaban habitaciones enteras y requerían ambientes especialmente acondicionados y mucho personal para montarlas y ponerlas a funcionar. Y todo eso para cumplir funciones administrativas, hoy al alcance de cualquier PC.Cuenta Nicolás Babini en su libro La informática en la Argentina 1956 - 1966 que en la Exposición del sesquicentenario se montó una computadora IBM (una 305 RAMAC) que, presentada como el "Profesor RAMAC", contestaba preguntas del público sobre temas históricos.Y sólo algunos días después comenzaron a funcionar las primeras computadoras empresariales: una Univac, fabricada por la Sperry Rand Corporation (una de las firmas que dieron origen a la actual Unisys) y dos IBM. La Univac USS-90 fue adquirida por la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino, que la ubicó en su centro de cómputos de Plaza Miserere y la utilizó para liquidar sueldos y controlar de modo centralizado diferentes parámetros de sus coches. En tanto, la también estatal Transportes de Buenos Aires instaló una IBM 650 RAMAC (la 650 fue la primera computadora comercial que vendió IBM). Y una 650 prestó servicios a empresas privadas y estatales desde una sede local de IBM.Otra de las primeras computadoras que llegó al país fue la NCR 390. NCR, que vendía en la Argentina cajas registradoras desde 1904, instaló la 390 en su sede para dar servicios a terceros. En un minuto, la máquina podía leer hasta mil tarjetas perforadas e imprimir hasta 850 líneas.La empresa estadounidense Burroughs, en tanto, líder entonces en la producción de máquinas de calcular, fue otra de las que se lanzó a la computación e instaló en sus propias oficinas de Buenos Aires una de sus computadoras —la B.200— para dar servicios a otras empresas.También en la década del 60 llegaron equipos de la firma Bull, de origen francés, y de la inglesa English Electric Leo Marconi Computers, que instaló aquí una de sus KDF-8 en 1965, en el Banco de Londres.La KDF-8 era un equipo bien al día para su época y su unidad central de procesamiento tenía una memoria de 32 kilobytes (K) ampliable hasta los 256 K, que equivalen a menos de una cuarta parte de la capacidad de un disquete. Lo que es muy poco hoy, pero que no lo era en un mundo en el que las fotocopiadoras eran toda una novedad (Xerox trajo al país el primer modelo que operaba con papel común recién en 1967) y en el que los Fiat 600 eran autos modernos.Fuentes: La informática en la Argentina 1956 - 1966, de Nicolás Babini, Ediciones Letra Buena; IBM; NCR; Unisys y Xerox.
UNA HERRAMIENTA PARA LA CIENCIA
La llamaron Clementina
Fue la primera computadora científica del país. Se instaló en la Universidad de Buenos Aires a fines de 1960.
Están en escuelas, hospitales y supermercados. Manejan el tránsito y los aeropuertos. Se las ve por todos lados. Pero aunque hoy cueste imaginarlo, alguna vez las computadoras no organizaban el mundo. Sencillamente porque no existían.En la Argentina, hasta la década del 60, los cálculos matemáticos sólo se podían hacer en papel y lápiz, hasta en ámbitos académicos. Pero en 1961, todo cambió.En los días en que los Estados Unidos rompían relaciones con Cuba, y en la Argentina Arturo Frondizi caminaba por los últimos tramos de su gobierno, el científico y creador del Instituto del Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Manuel Sadosky, le pidió a Bernardo Houssay un crédito sin usar que le habían otorgado al CONICET, la institución que presidía Houssay. Se trataba nada menos que de 300 mil dólares.Houssay aceptó la propuesta de Sadosky y utilizaron el dinero para traer al país la primera computadora, con fines científicos y académicos: Clementina.Para la compra se realizó una licitación pública a la que se presentaron IBM, Sperry Rand, Philco y Ferranti. Y ganó una Ferranti, modelo Mercury II, que vino de Inglaterra.Llegó al puerto de Buenos Aires el 24 de noviembre de 1960, y luego de una extensa puesta a punto, meses después empezó a ser utilizada.De las computadoras que se conocen hoy tenía poco y nada. Funcionaba gracias a unas 5 mil válvulas de vidrio y tenía una memoria de núcleos magnéticos de 5 K, unas 50 mil veces menos que una computadora hogareña de estos días. Para los ojos de hoy parecería algo grande: medía 18 metros de largo.Además, no tenía monitor ni teclado. La entrada de instrucciones (lo que hoy hace el teclado) se conseguía mediante un lector fotoeléctrico de cinta de papel perforado. Y los resultados (lo que hoy otorga el monitor) eran emitidos por una perforadora de cinta que alimentaba una impresora que llegaba nada menos que a las 100 líneas por minuto. En cuanto al software, utilizaba el denominado sistema Mercury, que tenía varios lenguajes de programación.Clementina fue del grupo de las llamadas computadoras de primera generación, las que reemplazaron a las máquinas electromecánicas de cálculo.Un edificio especialSe instaló en el único edificio que tenía por aquel entonces la actual Ciudad Universitaria. Pero para que Clementina entrara allí, se tuvo que modificar el edificio. Por el tamaño de la computadora y por el importante sistema de refrigeración que necesitaba, producto del calor que despedían las 5 mil válvulas.La computadora se usó día y noche. En ella se ocuparon unas 100 personas, entre las que había matemáticos, químicos, ingenieros y físicos. Clementina trabajó para YPF, para Ferrocarriles Argentinos, para la CEPAL y para varias universidades. Además proyectó el desarrollo hidráulico de la zona cuyana y hasta la usó la física nuclear Emma Pérez Ferreira para hacer cálculos sobre partículas.Tuvo un final que no merecía. Fue destruida. Muchas de sus piezas desaparecieron luego de la intervención militar a la Universidad de Buenos Aires por el gobierno del general Juan Carlos Onganía, implementada la llamada Noche de los Bastones Largos, en 1966.En 2002, Sadosky le dijo a Clarín "Le pusimos Clementina porque modulando un pitillo que emitía la máquina, se escuchaba Clementine, una canción inglesa muy popular. Después, nosotros hacíamos que se modularan tangos también. Pero le quedó el nombre".
EN EL PAIS YA HAY 7,6 MILLONES DE CIBERNAUTAS
Una explosión llamada Internet
El 21 por ciento de la población argentina accede a la red mundial. Más de la mitad se conecta desde locutorios y cibercafés.
En la época de la ADSL, el cablemodem y la Internet inalámbrica, navegar por teléfono a 56K (es decir, a 56.000 bps) es como viajar en un sulki, pero tirado por mulas. Lo raro es que, hace apenas diez años, una PC con tan solo 8 MB de RAM y un microprocesador de 100 megahertz conectada a un módem de 14.400 bps era una nave espacial. Y eso que había que esperar una eternidad para terminar viendo poco y nada: textos con fonditos de color, una foto de vez en cuando y ni soñar con audio y todo lo que tiempo después se conoció como multimedia. En pleno furor del fax, era una experiencia galáctica en un cosmos bautizado World Wide Web con una estrella llamada e-mail.La PC era una PC: ni radio, ni TV, ni teléfono, ni equipo de audio, ni cine. Y mucho menos banco, escuela, supermercado, facultad o club de amigos o enamorados. De la mano de Internet, hoy la PC puede funcionar casi como cualquier cosa. Desde mediados de la década de 1990 para acá, pasó a ser un centro de comunicaciones, trabajo, aprendizaje y esparcimiento. En la Argentina, la crisis de 2001 y 2002 demoró la incorporación de sectores medios y bajos. Sin embargo, bastaron los primeros signos de reactivación como para que comenzara una feroz batalla para captar nuevos usuarios a partir de abonos, promociones y ofertas.Según la consultora D'Alessio Irol, hay 7.600.000 de internautas argentinos, casi el 21% de la población. Aunque muy por debajo de los países avanzados, lo importante es la tendencia de crecimiento: un 200% entre 2000 y 2005. Si esta se mantiene, las cifras actuales mejorarían sustancialmente en poco tiempo.Al menos en las áreas urbanas, hoy cualquiera puede acceder a Internet sin importar demasiado su nivel económico o educativo. El costo de las PC, como así también los servicios de conexión a la Web, bajan inexorablemente a bajar más y más. Por un lado, hay todo tipo de tarifas y abonos (incluso Internet gratis), y canales de comunicación de alta velocidad, como ADSL, cablemodem e inámbrica. Tanto Internet gratis como los sistemas de banda ancha van ganando más adeptos a costa del tradicional dialup. Incluso las zonas rurales está incorporando usarios a través del sistema de Internet satelital.Crecimiento exponencialLos hogares con Internet no sólo les permiten buscar información, bajar música, chatear o jugar a los dueños de casa sino a una troupe de amigos, parientes, vecinos y allegados que no tienen Internet. Así, los potenciales cibernautas se reproducen en forma geométrica. Otras bocas de acceso gratis son: las oficinas, las facultades, escuelas, centros culturales, bibliotecas y hoteles. Hasta con una notebook o una palmtop wi-fi se puede navegar gratis desde la vereda o el auto gracias a puntos de conexión inalámbrica —o hotspots— que en Buenos Aires cubren, de a poco, áreas cada vez más grandes.Pero para llegar a la punta del ovillo falta un detalle. Porque si las PC privadas son semipúblicas, la explosión de los cibercafés y los locutorios completan un panorama de acceso casi generalizado. En 2005, el 59% de los usuarios se conecta desde PC públicas, léase locutorios y cibers. Atrás quedaron los tiempos en que un cibercafé resultaba un hallazgo y para navegar había que tomarse al menos un cortado y pagar 10 pesos por hora no fraccionables. Hoy sale entre 1 y 1,50$, y nadie toma café.Por costo y por beneficios, el vínculo PC-Internet tuvo su revolución interior al convertirse en un centro de comunicaciones. El e-mail cedió su estrellato de mediados de la década de 1990 a los mensajeros instantáneos. Por lo demás, la compra online tiene un aliado indispensable en Internet: 6.600.000 personas consultan una y otra vez antes de comprar productos o contratar servicio, 1.600.000 participan del frenesí de los juegos online. También según D'Alessio-Irol, 9 de cada 10 personas se interesan por los diarios o revistas online. Y el 54% de los entrevistados mira menos televisión. No es la decadencia de la caja boba, sino que por la Web también se puede ver TV. Como cada vez que se produce una gran explosión, sobreviene la calma. Durante 2005 se prevé que Internet siga creciendo, aunque a un ritmo menor que en los años precedentes. De la gente que no tiene Internet en su casa, sólo el 3% afirma que contará con el servicio en los próximos seis meses y un 14% lo cree "probable". Quizás piensen que, con tantas posibilidades de conexión, contratar un servicio puede quedar para más adelante.El desafío del pleno acceso implicará batallar con otros escollos que no son tanto tecnológicos o económicos como de carácter social, cultural y psicológico. Pase lo que pase, el gran salto, el más importante, ya se produjo.
1975 - 2005 Los treinta años de la computadora hogareña
Cómo eran los primeros equipos para el hogar. Su evolución paso a paso.
Como todos los miércoles, Gustavo se junta con sus compañeros de trabajo, Laura y Fernando, a la hora del happy hour y en un bar con conexión Wi-Fi. Pero, esta vez, las habituales discusiones de actualidad quedan de lado cuando Liliana saca de su cartera un pequeño y extraño artefacto. "Eso es un joystick de madera para la Commodore 64", exclama fascinado Fernando. Y el hallazgo de Liliana carga de nostalgia el ambiente...los tres amigos comienzan a recordar sus primeras compus.Revivir la historia de la PC no es complicado. Pasaron sólo treinta años desde que se creó la primera computadora personal: la Altair 8800. Construída por la empresa Micro Instrumentation and Telemetry Systems (MITS) en 1975, se vendía en forma de kit para armar y tenía un microprocesador Intel 8080 y 256 bytes de memoria RAM. Además, los usuarios tenían que programar su propio software. Lo hacían moviendo los interruptores del panel frontal de la Altair. Esta compu usaba el lenguaje Basic, creado por Bill Gates y Paul Allen.Un año más tarde, Steve Jobs y Steven Wozniak armaron el prototipo de su propia computadora: la Apple I. Y a fines de 1976, ya tenían lista su versión comercial. Se llamó Apple II y costaba unos us$1.200. Pero la primera PC hecha y derecha fue la IBM 5150. Se fabricó en 1981 y tenía un microchip Intel 8088 de 4,7MHz y sistema operativo PC-DOS, desarrollado por Microsoft. Eso sí, esta empresa se quedó con una licencia que vendió en forma separada con el nombre de MS-DOS. Una gran idea ¿no?Aunque hoy parecería un trasto viejo, todo el mundo quería tener una PC IBM a principio de la década de 1980. Pero su precio no era accesible: us$3.300, y con monitor monocromático.Los consumidores que decidieron esperar a que el valor de las computadoras bajara no tuvieron suerte. En 1983, la sucesora fue la PC XT IBM 5160, que tenía tarjeta de gráficos, monitor de 16 colores, disco rígido de 10MB, disquetera de 5,25 pulgadas y 650KB de memoria RAM. Tal desborde de tecnología aumentó el precio a us$8.000.En 1984, debutó la primera Mac. Era la Apple Macintosh 128 y fue la primera computadora con disquetera de 3,5 pulgadas. Tenía procesador Motorola MC68000 y 128K de memoria. El monitor era monocromático —de 9 pulgadas—, y hacía un todo con la CPU. Su precio: unos us$2.500. Lo mejor: tenía un entorno gráfico que la PC no soñaba en esos años.Las consolasClaro que ni Liliana ni Gustavo ni Fernando podían soñar con comprar esta PC en su adolescencia. Por eso, recuerdan con más cariño a otra línea de computadoras conocidas como consolas (que al principio usaban el televisor como pantalla), y entre las que suenan nombres como ZX Spectrum, Commodore, Sinclair, Atari, Talent y Amiga, entre otras. Eran equipos que se usaban para programar, crear archivos multimedia (gráficos y audio) y jugar. Tuvieron su esplendor y ocaso en la década del ochenta. La compu inglesa Spectrum, por ejemplo, se fabricó entre 1982 y 1987. La primera versión tenía un procesador Z80 de 3,5MHz, resolución gráfica de 8 colores y un teclado de membrana de goma, que fue su sello distintivo. Pero el gran best-seller de esta época fue la Commodore 64. Salió a la venta en agosto de 1982 a un precio de us$600. Durante 1983, entró en competencia con la Texas Instruments TI99 y se llegó a vender por us$260. A la TI99 le fue peor: las liquidaron a us$100 y dejaron de fabricarlas. En cambio, Commodore siguió con sus éxitos: Commodore 128, Commodore Amiga y otros.A pesar de que estas compus ya no se fabrican más, aun conservan sus admiradores, e incluso muchas tienen clubs de fans en Internet. Pero la mayoría de los usuarios siguió su camino fascinado con las nuevas tecnologías. Los clones pusieron su granito de arena para ampliar el uso de la PC. El primer clon PC IBM fue fabricado por la empresa Colombia Data Products ese año. Pero el éxito comenzó un año más tarde, cuando Compaq se animó a fabricar su primera PC también compatible con la IBM. Ya existía el procesador 286, pero el gran empujón para los clones la dió el microchip Intel 386, en especial la versión DX. Más tarde, en la era Pentium, los clones coparon el mercado de las computadoras hogareñas. Veinte años de notebooks no es nadaLa empresa Toshiba se atribuye el mérito de haber diseñado y fabricado la primera notebook IBM compatible y nadie se lo discute. El hecho ocurrió en 1985, cuatro años después del anuncio de la IBM PC.La compu es cuestión era la Toshiba T1100 y estaba equipada con una pantalla de LCD (cristal líquido) de 640 por 200 pixeles de resolución y un tamaño de 9 por 4 pulgadas. Con este monitor se podían leer 25 líneas de 80 caracteres. Además, la T1100 usaba el mismo procesador Intel de 4,7MHz de la PC y tenía 256K de memoria. Con todos estos chiches pesaba cuatro kilos. Una pluma para la época.Antes de esta máquina, hubo otros intentos de fabricar computadoras portátiles pero eran híbridos entre PC y notebooks. Tanto la Compaq Portable, fabricada en 1983, como la IBM Portable PC 5155, creada en 1984, eran bastantes pesadas. La IBM, por caso, pesaba casi 14 kilos. Pero esos años parecen muy lejanos y más desde que la tecnología Centrino vio la luz, en 2003. Las notebooks Centrino poseen conexión Wi-Fi, son livianas y poseen baterías de larga duración. Hoy existen dos grandes tendencias en el mercado de notebooks. Por un lado, están los equipos ultraportátiles, con un peso inferior a los dos kilos y pantallas de entre 10 y 12 pulgadas. La máxima expresión en estos modelos es la Toshiba Libretto, una diminuta y completa notebook de 900 gramos de peso. En el bando contrario están las notebooks más completas y pesadas. Tienen pantallas de hasta 17 pulgadas y rinden como la mejor PC de escritorio. Pero son difíciles de mover: pesan entre 3,5 y 5 kilos.El eterno romance entre Windows y las computadoras hogareñasNi los más acérrimos detractores de Microsoft pueden negar que la historia de esta empresa está intimamente ligada a la vida de la PC. De hecho, el primer trabajito de la compañía fundada por Bill Gates y Paul Allen fue el desarrollo del Basic, el lenguaje de computación de la primera microcomputadora, la Altair 8800. De ahí en más, los muchachos no pararon de facturar:En 1981 Microsoft creó el MS-DOS que se usó con el nombre de PC-DOS en la primera PC hecha y derecha: la IBM 5150.1985 fue el año del nacimiento de Windows. En 1992, la edición Windows 3.11 vendió un millón de copias en dos meses.Tres años después, Windows supera ese récord: su edición 95 vende un millón de copias en cuatro días. Microsoft anuncia la vinculación de todos sus productos con Internet, lo que provocó acusaciones de monopolio que derivaron en una larga batalla legal.Luego vinieron Windows 98 y, en 2000, Windows Me. En 2001, se creó la versión actual: Windows XP. Y, un año más tarde, llegó Windows XP Media Center, destinado a las PC del living. Permite divertirse con música e imágenes digitales con facilidad.
ENTREVISTA CON DERRICK DE KERCKHOVE
"Nunca se inventó tanto"
El investigador reflexiona sobre las consecuencias de un mundo empequeñecido gracias a la tecnología.Derrick de Kerckhove dirige en el Canadá el programa de investigación en tecnología y medios que lleva el nombre de Marshall McLuhan, su célebre maestro. "Pienso en cinco idiomas —dice—. Eso te hace creativo. A veces me preguntan: '¿Cómo puedo ser más creativo?' Mi respuesta es: 'Intégrese en redes inteligentes de personas: empresas, clubes o escuelas'. El mito del genio aislado es falso, nadie es creativo si se aísla." —¿Por qué no se puede ser un genio solitario? —Porque el genio y la creatividad no son monólogos. Si una idea no se comunica, no existe. Nace al ser explicada y cada vez que se comunica se reformula. Hay personas que expresan mejor las ideas del grupo, y ese es el talento individual. Pero la inteligencia común es la tecnología. —¿Qué significa eso?—El alfabeto griego fue la primera gran explosión de inteligencia tecnológica. Hubo otros alfabetos antes pero eran silabarios o signos para conservar contenidos, no para recrearlos. Los signos del alfabeto griego permiten al fin extraer un texto de contexto y transportarlo a otro o modificarlo: eso es crear. El alfabeto griego independizó la razón innovadora del dogma repetitivo. La imprenta fue la segunda explosión de creatividad: emancipó la razón de la religión. La tercera explosión, las telecomunicaciones, mezclan la electricidad y el alfabeto y combinan máxima velocidad de transmisión con máxima complejidad del mensaje. Y ahora estamos en la cuarta: mezclamos el alfabeto con las ondas en el éter planetario sin cables. Somos los más creativos de la historia. —¿En qué basa esa afirmación? —Nunca se inventó tanto. Esa concentración de información hace que el mundo se contraiga e implosione. El planeta se ha encogido. Lo profetizó McLuhan: todo el mundo está informado de todo en tiempo real.—¿Y cómo cambia nuestro raciocinio? —Al sentirlo propio, uno se considera responsable de todo, aunque suceda en las antípodas. Nace así una conciencia universal: el planeta es de todos. Y esa conciencia se manifiesta en el niño que tira un papel para reciclar y evitar el calentamiento global. ¡Ese chico piensa en todo el planeta! Antes, las creencias eran remotas unas para otras. Ahora están superpuestas y crean tensión implosiva... Y surge la hibridez, la combinación de lo heterogéneo. La humanidad convive ya en cada punto del planeta en tiempo real, aunque todavía no estamos todos al mismo tiempo. —¿Y en qué cambia eso nuestra conciencia?—Pensamos ubicuamente, pero aún de forma secuencial, todavía no simultánea. Las computadoras actuales analizan los problemas consecutivamente y van desechando probabilidades hasta llegar a la solución. En cambio, la computación cuántica no resolverá los problemas secuencialmente: no hará una tarea tras otra, sino todas a la vez.—¿Cómo es el actual pensamiento secuencial? —Está compuesto de hibridez, globalización, conectividad, virtualidad... Son tendencias obvias, ¿no? Y otras necesitan ser explicadas: hipertextualidad y transparencia. Vivimos en permanente hipertextualidad.—¿Y la transparencia?—Lo digital graba, deja huellas electrónicas y almacena datos en todas partes. La memoria digital sustituye a la humana: todo está escrito, no hay nada oculto.
MANUEL SADOSKY Y EMMA PEREZ FERREIRA
Pioneros de la informática argentina
Uno creó la carrera de computador científico. La otra, con el proyecto Retina, conectó las universidades argentinas con el mundo.
Introdujo la computadoraQuienes lo conocieron saben que valoraba más su quehacer docente que sus logros académicos. Pero era, también, un gran matemático. Manuel Sadosky nació en Buenos Aires el 13 de abril de 1914: su familia había huído de Rusia en 1905. En 1940 se graduó en la Universidad de Buenos Aires como doctor en Ciencias Físicomatemáticas. Y en 1948 descubrió, en el Instituto de Cálculo de Roma, la fascinante relación entre las computadoras y el cálculo. En 1958 fue electo vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN). Pablo Jacovkis, matemático y actual decano de la FCEyN, explica que "Sadosky planteó dos ideas cruciales: obtener una computadora para la Facultad, que sirviera tanto para tareas científicas como de servicio para diversos usuarios y crear un instituto de matemática aplicada, base para el uso de la computadora".Fue el afamado Instituto de Cálculo, que comenzó a funcionar en 1960. Gracias a un subsidio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) —cuyo presidente era Bernardo Houssay—, se decidió la compra de una computadora Mercury II de la empresa británica Ferranti (ver La llamaron... pág. 5). "Cuando Houssay vio que la máquina que íbamos a comprar costaría cerca de 300 mil dólares, casi le da un síncope", recordaba Sadosky. Sadosky dio impulso a la carrera de computador científico, la primera del país dedicada a la computación. Con la actividad en pleno desarrollo, sufrieron las consecuencias del golpe de Estado de Juan Carlos Onganía. Junto con profesores y alumnos, fue sacado a los golpes el 29 de julio de 1966: "La noche de los bastones largos". Se exilió en el Uruguay hasta 1973.En 1976, después de que estuvieran por secuestrarlo, Sadosky decidió irse a Venezuela. Regresó en 1983 y fue puesto a cargo de la secretaría de Ciencia y Técnica en el gobierno de Raúl Alfonsín. Desde ese cargo, creó la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI), desbaratada durante el gobierno de Carlos Menem. En 1985 fue designado Profesor Emérito de la UBA, a la que siguió siempre vinculado. Murió el 18 de junio de 2005.Internet para los científicosHubo un tiempo en que Internet no existía en la Argentina. Y cuando comenzó fue gracias a la labor de las universidades públicas, donde se tejieron las primeras redes académicas. Mucho antes de que nadie soñara con el correo electrónico en su hogar. Buena parte de ese comienzo se debe a la labor de Emma Pérez Ferreira, quien consolidó un ambicioso proyecto de conectar a los investigadores argentinos con sus pares del mundo.Pérez Ferreira nació en 1925 en Buenos Aires y estudió Ciencias Fisicomatemáticas en la UBA, donde se doctoró en 1951. Comenzó a trabajar en la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) en 1952. Entre 1976 y 1985 condujo uno de los más importantes instrumentos de investigación en física del mundo: el proyecto Tandar, un acelerador electrostático de iones pesados. En 1987, fue nombrada presidenta de la Cnea. Pero fue en 1990 que —convocada por las autoridades de la Asociación Ciencia Hoy—, comenzó a dirigir el proyecto de su vida: Red Teleinformática Académica (Retina), un conjunto de enlaces de computadora entre universidades. "Consolidar esa red llevó sus buenos años, por lo menos los diez primeros, y en eso la labor de Emma fue fundamental", recuerda Guillermo Cicileo, vicedirector de Retina.Pronto Retina se vio en la necesidad de aumentar su capacidad. Fue entonces que Pérez Ferreira y su equipo debieron enfrentar un nuevo desafío: integrarse a la modernísima Internet2, una red académica estadounidense de avanzada para la transferencia de grandes volúmenes de datos.Esta tecnología permitía establecer videoconferencias, hacer diagnósticos remotos y hasta manejar un telescopio situado al otro lado del mundo. En diciembre de 2001. la Argentina se integró como Retina2. Gracias a la gestión de Pérez Ferreyra, un año después Retina constituyó una alianza con dieciocho países de Sudamérica y el Caribe para lograr una interconexión de alta velocidad, denominada Cooperación Latinoamericana de Redes Avanzadas (Clara) y otra con la red europea mediante el proyecto América Latina Interconectada con Europa (Alice). Quienes la conocieron cuentan que a sus casi ochenta años era tan capaz, como lo había sido toda su vida, de soportar agotadoras reuniones cuando un proyecto la entusiasmaba. Emma, como sencillamente la llamaban colegas y alumnos, murió en Buenos Aires el 28 de junio de 2005.
LO QUE VENDRÁ
Un paseo por el futuro
Robots que juegan a la pelota, autitos controlados desde el celular, espejos con TV integrada y más dispositivos electrónicos futuristas.
DE TAQUITO: El mundo de los robots no para de sorprender. Los movimientos que logran se parecen cada vez más a los de las personas. Ante la orden enviada de forma verbal por alguien, el QRIO (foto) busca la pelota con la luz de sus ojos y luego hace lo que le piden. Lo increíble es la plasticidad de movimientos que consigue. QRIO es de la compañía japonesa Sony.00
NO SOLO PARA ESPIAS: Este teléfono Nokia permite hablar viendo al interlocutor, como soñaron los detectives de los años 60.00
EL AUTITO DEL MAÑANA: El Car100 es un coche de juguete que anda al recibir ordenes de teléfonos con Bluetooth.00
EDIFICIOS INTELIGENTES: Estos pequeños dispositivos denominados Mems controlarán todo en los grandes edificios. Sus sensores revisarán permanentemente la temperatura, la humedad y la composición del aire de los ambientes. Además, podrán dirigir todas las cámaras de seguridad allí instaladas y dar la alarma ni bien se produzca un pequeño foco de incendio.00
ESPEJITO, ESPEJITO: El Mirror Display es una pantalla de LCD integrada a un espejo que logra lo que muchos alguna vez soñaron: llevarse la tele al baño. Así, mientras se está frente al espejo con el cepillo de dientes o el lápiz labial, se puede ver las noticias o los dibujos animados. Se presume que su primer uso será en hoteles, para pagar desde allí diferentes servicios.00
SUDOR Y CABLES: El Fitness Coach es un desarrollo que muestra y calcula la intensidad del entrenamiento físico.00
UN LAPIZ ESPECIAL: El Digital Pen permite escribir mensajes o agregar datos al teléfono mediante una conexión Bluetooth.00
Las crónicas argentinas del siglo XX suelen destacar como hechos memorables de 1960 los festejos por el sesquicentenario de la revolución de mayo y la visita al país del presidente estadounidense Dwight Eisenhower. También se recuerda que en esa fecha salieron a circular por las calles de Buenos Aires los primeros Fiat 600. Pero pocas reseñas registran que ese mismo año comenzaron a funcionar las primeras computadoras que llegaron al país.Desarrolladas por empresas antes dedicadas a fabricar tabuladoras, cajas registradoras, balanzas, calculadoras o máquinas de escribir, aquellos equipos solían usar tarjetas perforadas como dispositivos de entrada y salida de datos; no tenían monitor y el mouse era todavía un elemento inimaginado. Ocupaban habitaciones enteras y requerían ambientes especialmente acondicionados y mucho personal para montarlas y ponerlas a funcionar. Y todo eso para cumplir funciones administrativas, hoy al alcance de cualquier PC.Cuenta Nicolás Babini en su libro La informática en la Argentina 1956 - 1966 que en la Exposición del sesquicentenario se montó una computadora IBM (una 305 RAMAC) que, presentada como el "Profesor RAMAC", contestaba preguntas del público sobre temas históricos.Y sólo algunos días después comenzaron a funcionar las primeras computadoras empresariales: una Univac, fabricada por la Sperry Rand Corporation (una de las firmas que dieron origen a la actual Unisys) y dos IBM. La Univac USS-90 fue adquirida por la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino, que la ubicó en su centro de cómputos de Plaza Miserere y la utilizó para liquidar sueldos y controlar de modo centralizado diferentes parámetros de sus coches. En tanto, la también estatal Transportes de Buenos Aires instaló una IBM 650 RAMAC (la 650 fue la primera computadora comercial que vendió IBM). Y una 650 prestó servicios a empresas privadas y estatales desde una sede local de IBM.Otra de las primeras computadoras que llegó al país fue la NCR 390. NCR, que vendía en la Argentina cajas registradoras desde 1904, instaló la 390 en su sede para dar servicios a terceros. En un minuto, la máquina podía leer hasta mil tarjetas perforadas e imprimir hasta 850 líneas.La empresa estadounidense Burroughs, en tanto, líder entonces en la producción de máquinas de calcular, fue otra de las que se lanzó a la computación e instaló en sus propias oficinas de Buenos Aires una de sus computadoras —la B.200— para dar servicios a otras empresas.También en la década del 60 llegaron equipos de la firma Bull, de origen francés, y de la inglesa English Electric Leo Marconi Computers, que instaló aquí una de sus KDF-8 en 1965, en el Banco de Londres.La KDF-8 era un equipo bien al día para su época y su unidad central de procesamiento tenía una memoria de 32 kilobytes (K) ampliable hasta los 256 K, que equivalen a menos de una cuarta parte de la capacidad de un disquete. Lo que es muy poco hoy, pero que no lo era en un mundo en el que las fotocopiadoras eran toda una novedad (Xerox trajo al país el primer modelo que operaba con papel común recién en 1967) y en el que los Fiat 600 eran autos modernos.Fuentes: La informática en la Argentina 1956 - 1966, de Nicolás Babini, Ediciones Letra Buena; IBM; NCR; Unisys y Xerox.
UNA HERRAMIENTA PARA LA CIENCIA
La llamaron Clementina
Fue la primera computadora científica del país. Se instaló en la Universidad de Buenos Aires a fines de 1960.
Están en escuelas, hospitales y supermercados. Manejan el tránsito y los aeropuertos. Se las ve por todos lados. Pero aunque hoy cueste imaginarlo, alguna vez las computadoras no organizaban el mundo. Sencillamente porque no existían.En la Argentina, hasta la década del 60, los cálculos matemáticos sólo se podían hacer en papel y lápiz, hasta en ámbitos académicos. Pero en 1961, todo cambió.En los días en que los Estados Unidos rompían relaciones con Cuba, y en la Argentina Arturo Frondizi caminaba por los últimos tramos de su gobierno, el científico y creador del Instituto del Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Manuel Sadosky, le pidió a Bernardo Houssay un crédito sin usar que le habían otorgado al CONICET, la institución que presidía Houssay. Se trataba nada menos que de 300 mil dólares.Houssay aceptó la propuesta de Sadosky y utilizaron el dinero para traer al país la primera computadora, con fines científicos y académicos: Clementina.Para la compra se realizó una licitación pública a la que se presentaron IBM, Sperry Rand, Philco y Ferranti. Y ganó una Ferranti, modelo Mercury II, que vino de Inglaterra.Llegó al puerto de Buenos Aires el 24 de noviembre de 1960, y luego de una extensa puesta a punto, meses después empezó a ser utilizada.De las computadoras que se conocen hoy tenía poco y nada. Funcionaba gracias a unas 5 mil válvulas de vidrio y tenía una memoria de núcleos magnéticos de 5 K, unas 50 mil veces menos que una computadora hogareña de estos días. Para los ojos de hoy parecería algo grande: medía 18 metros de largo.Además, no tenía monitor ni teclado. La entrada de instrucciones (lo que hoy hace el teclado) se conseguía mediante un lector fotoeléctrico de cinta de papel perforado. Y los resultados (lo que hoy otorga el monitor) eran emitidos por una perforadora de cinta que alimentaba una impresora que llegaba nada menos que a las 100 líneas por minuto. En cuanto al software, utilizaba el denominado sistema Mercury, que tenía varios lenguajes de programación.Clementina fue del grupo de las llamadas computadoras de primera generación, las que reemplazaron a las máquinas electromecánicas de cálculo.Un edificio especialSe instaló en el único edificio que tenía por aquel entonces la actual Ciudad Universitaria. Pero para que Clementina entrara allí, se tuvo que modificar el edificio. Por el tamaño de la computadora y por el importante sistema de refrigeración que necesitaba, producto del calor que despedían las 5 mil válvulas.La computadora se usó día y noche. En ella se ocuparon unas 100 personas, entre las que había matemáticos, químicos, ingenieros y físicos. Clementina trabajó para YPF, para Ferrocarriles Argentinos, para la CEPAL y para varias universidades. Además proyectó el desarrollo hidráulico de la zona cuyana y hasta la usó la física nuclear Emma Pérez Ferreira para hacer cálculos sobre partículas.Tuvo un final que no merecía. Fue destruida. Muchas de sus piezas desaparecieron luego de la intervención militar a la Universidad de Buenos Aires por el gobierno del general Juan Carlos Onganía, implementada la llamada Noche de los Bastones Largos, en 1966.En 2002, Sadosky le dijo a Clarín "Le pusimos Clementina porque modulando un pitillo que emitía la máquina, se escuchaba Clementine, una canción inglesa muy popular. Después, nosotros hacíamos que se modularan tangos también. Pero le quedó el nombre".
EN EL PAIS YA HAY 7,6 MILLONES DE CIBERNAUTAS
Una explosión llamada Internet
El 21 por ciento de la población argentina accede a la red mundial. Más de la mitad se conecta desde locutorios y cibercafés.
En la época de la ADSL, el cablemodem y la Internet inalámbrica, navegar por teléfono a 56K (es decir, a 56.000 bps) es como viajar en un sulki, pero tirado por mulas. Lo raro es que, hace apenas diez años, una PC con tan solo 8 MB de RAM y un microprocesador de 100 megahertz conectada a un módem de 14.400 bps era una nave espacial. Y eso que había que esperar una eternidad para terminar viendo poco y nada: textos con fonditos de color, una foto de vez en cuando y ni soñar con audio y todo lo que tiempo después se conoció como multimedia. En pleno furor del fax, era una experiencia galáctica en un cosmos bautizado World Wide Web con una estrella llamada e-mail.La PC era una PC: ni radio, ni TV, ni teléfono, ni equipo de audio, ni cine. Y mucho menos banco, escuela, supermercado, facultad o club de amigos o enamorados. De la mano de Internet, hoy la PC puede funcionar casi como cualquier cosa. Desde mediados de la década de 1990 para acá, pasó a ser un centro de comunicaciones, trabajo, aprendizaje y esparcimiento. En la Argentina, la crisis de 2001 y 2002 demoró la incorporación de sectores medios y bajos. Sin embargo, bastaron los primeros signos de reactivación como para que comenzara una feroz batalla para captar nuevos usuarios a partir de abonos, promociones y ofertas.Según la consultora D'Alessio Irol, hay 7.600.000 de internautas argentinos, casi el 21% de la población. Aunque muy por debajo de los países avanzados, lo importante es la tendencia de crecimiento: un 200% entre 2000 y 2005. Si esta se mantiene, las cifras actuales mejorarían sustancialmente en poco tiempo.Al menos en las áreas urbanas, hoy cualquiera puede acceder a Internet sin importar demasiado su nivel económico o educativo. El costo de las PC, como así también los servicios de conexión a la Web, bajan inexorablemente a bajar más y más. Por un lado, hay todo tipo de tarifas y abonos (incluso Internet gratis), y canales de comunicación de alta velocidad, como ADSL, cablemodem e inámbrica. Tanto Internet gratis como los sistemas de banda ancha van ganando más adeptos a costa del tradicional dialup. Incluso las zonas rurales está incorporando usarios a través del sistema de Internet satelital.Crecimiento exponencialLos hogares con Internet no sólo les permiten buscar información, bajar música, chatear o jugar a los dueños de casa sino a una troupe de amigos, parientes, vecinos y allegados que no tienen Internet. Así, los potenciales cibernautas se reproducen en forma geométrica. Otras bocas de acceso gratis son: las oficinas, las facultades, escuelas, centros culturales, bibliotecas y hoteles. Hasta con una notebook o una palmtop wi-fi se puede navegar gratis desde la vereda o el auto gracias a puntos de conexión inalámbrica —o hotspots— que en Buenos Aires cubren, de a poco, áreas cada vez más grandes.Pero para llegar a la punta del ovillo falta un detalle. Porque si las PC privadas son semipúblicas, la explosión de los cibercafés y los locutorios completan un panorama de acceso casi generalizado. En 2005, el 59% de los usuarios se conecta desde PC públicas, léase locutorios y cibers. Atrás quedaron los tiempos en que un cibercafé resultaba un hallazgo y para navegar había que tomarse al menos un cortado y pagar 10 pesos por hora no fraccionables. Hoy sale entre 1 y 1,50$, y nadie toma café.Por costo y por beneficios, el vínculo PC-Internet tuvo su revolución interior al convertirse en un centro de comunicaciones. El e-mail cedió su estrellato de mediados de la década de 1990 a los mensajeros instantáneos. Por lo demás, la compra online tiene un aliado indispensable en Internet: 6.600.000 personas consultan una y otra vez antes de comprar productos o contratar servicio, 1.600.000 participan del frenesí de los juegos online. También según D'Alessio-Irol, 9 de cada 10 personas se interesan por los diarios o revistas online. Y el 54% de los entrevistados mira menos televisión. No es la decadencia de la caja boba, sino que por la Web también se puede ver TV. Como cada vez que se produce una gran explosión, sobreviene la calma. Durante 2005 se prevé que Internet siga creciendo, aunque a un ritmo menor que en los años precedentes. De la gente que no tiene Internet en su casa, sólo el 3% afirma que contará con el servicio en los próximos seis meses y un 14% lo cree "probable". Quizás piensen que, con tantas posibilidades de conexión, contratar un servicio puede quedar para más adelante.El desafío del pleno acceso implicará batallar con otros escollos que no son tanto tecnológicos o económicos como de carácter social, cultural y psicológico. Pase lo que pase, el gran salto, el más importante, ya se produjo.
1975 - 2005 Los treinta años de la computadora hogareña
Cómo eran los primeros equipos para el hogar. Su evolución paso a paso.
Como todos los miércoles, Gustavo se junta con sus compañeros de trabajo, Laura y Fernando, a la hora del happy hour y en un bar con conexión Wi-Fi. Pero, esta vez, las habituales discusiones de actualidad quedan de lado cuando Liliana saca de su cartera un pequeño y extraño artefacto. "Eso es un joystick de madera para la Commodore 64", exclama fascinado Fernando. Y el hallazgo de Liliana carga de nostalgia el ambiente...los tres amigos comienzan a recordar sus primeras compus.Revivir la historia de la PC no es complicado. Pasaron sólo treinta años desde que se creó la primera computadora personal: la Altair 8800. Construída por la empresa Micro Instrumentation and Telemetry Systems (MITS) en 1975, se vendía en forma de kit para armar y tenía un microprocesador Intel 8080 y 256 bytes de memoria RAM. Además, los usuarios tenían que programar su propio software. Lo hacían moviendo los interruptores del panel frontal de la Altair. Esta compu usaba el lenguaje Basic, creado por Bill Gates y Paul Allen.Un año más tarde, Steve Jobs y Steven Wozniak armaron el prototipo de su propia computadora: la Apple I. Y a fines de 1976, ya tenían lista su versión comercial. Se llamó Apple II y costaba unos us$1.200. Pero la primera PC hecha y derecha fue la IBM 5150. Se fabricó en 1981 y tenía un microchip Intel 8088 de 4,7MHz y sistema operativo PC-DOS, desarrollado por Microsoft. Eso sí, esta empresa se quedó con una licencia que vendió en forma separada con el nombre de MS-DOS. Una gran idea ¿no?Aunque hoy parecería un trasto viejo, todo el mundo quería tener una PC IBM a principio de la década de 1980. Pero su precio no era accesible: us$3.300, y con monitor monocromático.Los consumidores que decidieron esperar a que el valor de las computadoras bajara no tuvieron suerte. En 1983, la sucesora fue la PC XT IBM 5160, que tenía tarjeta de gráficos, monitor de 16 colores, disco rígido de 10MB, disquetera de 5,25 pulgadas y 650KB de memoria RAM. Tal desborde de tecnología aumentó el precio a us$8.000.En 1984, debutó la primera Mac. Era la Apple Macintosh 128 y fue la primera computadora con disquetera de 3,5 pulgadas. Tenía procesador Motorola MC68000 y 128K de memoria. El monitor era monocromático —de 9 pulgadas—, y hacía un todo con la CPU. Su precio: unos us$2.500. Lo mejor: tenía un entorno gráfico que la PC no soñaba en esos años.Las consolasClaro que ni Liliana ni Gustavo ni Fernando podían soñar con comprar esta PC en su adolescencia. Por eso, recuerdan con más cariño a otra línea de computadoras conocidas como consolas (que al principio usaban el televisor como pantalla), y entre las que suenan nombres como ZX Spectrum, Commodore, Sinclair, Atari, Talent y Amiga, entre otras. Eran equipos que se usaban para programar, crear archivos multimedia (gráficos y audio) y jugar. Tuvieron su esplendor y ocaso en la década del ochenta. La compu inglesa Spectrum, por ejemplo, se fabricó entre 1982 y 1987. La primera versión tenía un procesador Z80 de 3,5MHz, resolución gráfica de 8 colores y un teclado de membrana de goma, que fue su sello distintivo. Pero el gran best-seller de esta época fue la Commodore 64. Salió a la venta en agosto de 1982 a un precio de us$600. Durante 1983, entró en competencia con la Texas Instruments TI99 y se llegó a vender por us$260. A la TI99 le fue peor: las liquidaron a us$100 y dejaron de fabricarlas. En cambio, Commodore siguió con sus éxitos: Commodore 128, Commodore Amiga y otros.A pesar de que estas compus ya no se fabrican más, aun conservan sus admiradores, e incluso muchas tienen clubs de fans en Internet. Pero la mayoría de los usuarios siguió su camino fascinado con las nuevas tecnologías. Los clones pusieron su granito de arena para ampliar el uso de la PC. El primer clon PC IBM fue fabricado por la empresa Colombia Data Products ese año. Pero el éxito comenzó un año más tarde, cuando Compaq se animó a fabricar su primera PC también compatible con la IBM. Ya existía el procesador 286, pero el gran empujón para los clones la dió el microchip Intel 386, en especial la versión DX. Más tarde, en la era Pentium, los clones coparon el mercado de las computadoras hogareñas. Veinte años de notebooks no es nadaLa empresa Toshiba se atribuye el mérito de haber diseñado y fabricado la primera notebook IBM compatible y nadie se lo discute. El hecho ocurrió en 1985, cuatro años después del anuncio de la IBM PC.La compu es cuestión era la Toshiba T1100 y estaba equipada con una pantalla de LCD (cristal líquido) de 640 por 200 pixeles de resolución y un tamaño de 9 por 4 pulgadas. Con este monitor se podían leer 25 líneas de 80 caracteres. Además, la T1100 usaba el mismo procesador Intel de 4,7MHz de la PC y tenía 256K de memoria. Con todos estos chiches pesaba cuatro kilos. Una pluma para la época.Antes de esta máquina, hubo otros intentos de fabricar computadoras portátiles pero eran híbridos entre PC y notebooks. Tanto la Compaq Portable, fabricada en 1983, como la IBM Portable PC 5155, creada en 1984, eran bastantes pesadas. La IBM, por caso, pesaba casi 14 kilos. Pero esos años parecen muy lejanos y más desde que la tecnología Centrino vio la luz, en 2003. Las notebooks Centrino poseen conexión Wi-Fi, son livianas y poseen baterías de larga duración. Hoy existen dos grandes tendencias en el mercado de notebooks. Por un lado, están los equipos ultraportátiles, con un peso inferior a los dos kilos y pantallas de entre 10 y 12 pulgadas. La máxima expresión en estos modelos es la Toshiba Libretto, una diminuta y completa notebook de 900 gramos de peso. En el bando contrario están las notebooks más completas y pesadas. Tienen pantallas de hasta 17 pulgadas y rinden como la mejor PC de escritorio. Pero son difíciles de mover: pesan entre 3,5 y 5 kilos.El eterno romance entre Windows y las computadoras hogareñasNi los más acérrimos detractores de Microsoft pueden negar que la historia de esta empresa está intimamente ligada a la vida de la PC. De hecho, el primer trabajito de la compañía fundada por Bill Gates y Paul Allen fue el desarrollo del Basic, el lenguaje de computación de la primera microcomputadora, la Altair 8800. De ahí en más, los muchachos no pararon de facturar:En 1981 Microsoft creó el MS-DOS que se usó con el nombre de PC-DOS en la primera PC hecha y derecha: la IBM 5150.1985 fue el año del nacimiento de Windows. En 1992, la edición Windows 3.11 vendió un millón de copias en dos meses.Tres años después, Windows supera ese récord: su edición 95 vende un millón de copias en cuatro días. Microsoft anuncia la vinculación de todos sus productos con Internet, lo que provocó acusaciones de monopolio que derivaron en una larga batalla legal.Luego vinieron Windows 98 y, en 2000, Windows Me. En 2001, se creó la versión actual: Windows XP. Y, un año más tarde, llegó Windows XP Media Center, destinado a las PC del living. Permite divertirse con música e imágenes digitales con facilidad.
ENTREVISTA CON DERRICK DE KERCKHOVE
"Nunca se inventó tanto"
El investigador reflexiona sobre las consecuencias de un mundo empequeñecido gracias a la tecnología.Derrick de Kerckhove dirige en el Canadá el programa de investigación en tecnología y medios que lleva el nombre de Marshall McLuhan, su célebre maestro. "Pienso en cinco idiomas —dice—. Eso te hace creativo. A veces me preguntan: '¿Cómo puedo ser más creativo?' Mi respuesta es: 'Intégrese en redes inteligentes de personas: empresas, clubes o escuelas'. El mito del genio aislado es falso, nadie es creativo si se aísla." —¿Por qué no se puede ser un genio solitario? —Porque el genio y la creatividad no son monólogos. Si una idea no se comunica, no existe. Nace al ser explicada y cada vez que se comunica se reformula. Hay personas que expresan mejor las ideas del grupo, y ese es el talento individual. Pero la inteligencia común es la tecnología. —¿Qué significa eso?—El alfabeto griego fue la primera gran explosión de inteligencia tecnológica. Hubo otros alfabetos antes pero eran silabarios o signos para conservar contenidos, no para recrearlos. Los signos del alfabeto griego permiten al fin extraer un texto de contexto y transportarlo a otro o modificarlo: eso es crear. El alfabeto griego independizó la razón innovadora del dogma repetitivo. La imprenta fue la segunda explosión de creatividad: emancipó la razón de la religión. La tercera explosión, las telecomunicaciones, mezclan la electricidad y el alfabeto y combinan máxima velocidad de transmisión con máxima complejidad del mensaje. Y ahora estamos en la cuarta: mezclamos el alfabeto con las ondas en el éter planetario sin cables. Somos los más creativos de la historia. —¿En qué basa esa afirmación? —Nunca se inventó tanto. Esa concentración de información hace que el mundo se contraiga e implosione. El planeta se ha encogido. Lo profetizó McLuhan: todo el mundo está informado de todo en tiempo real.—¿Y cómo cambia nuestro raciocinio? —Al sentirlo propio, uno se considera responsable de todo, aunque suceda en las antípodas. Nace así una conciencia universal: el planeta es de todos. Y esa conciencia se manifiesta en el niño que tira un papel para reciclar y evitar el calentamiento global. ¡Ese chico piensa en todo el planeta! Antes, las creencias eran remotas unas para otras. Ahora están superpuestas y crean tensión implosiva... Y surge la hibridez, la combinación de lo heterogéneo. La humanidad convive ya en cada punto del planeta en tiempo real, aunque todavía no estamos todos al mismo tiempo. —¿Y en qué cambia eso nuestra conciencia?—Pensamos ubicuamente, pero aún de forma secuencial, todavía no simultánea. Las computadoras actuales analizan los problemas consecutivamente y van desechando probabilidades hasta llegar a la solución. En cambio, la computación cuántica no resolverá los problemas secuencialmente: no hará una tarea tras otra, sino todas a la vez.—¿Cómo es el actual pensamiento secuencial? —Está compuesto de hibridez, globalización, conectividad, virtualidad... Son tendencias obvias, ¿no? Y otras necesitan ser explicadas: hipertextualidad y transparencia. Vivimos en permanente hipertextualidad.—¿Y la transparencia?—Lo digital graba, deja huellas electrónicas y almacena datos en todas partes. La memoria digital sustituye a la humana: todo está escrito, no hay nada oculto.
MANUEL SADOSKY Y EMMA PEREZ FERREIRA
Pioneros de la informática argentina
Uno creó la carrera de computador científico. La otra, con el proyecto Retina, conectó las universidades argentinas con el mundo.
Introdujo la computadoraQuienes lo conocieron saben que valoraba más su quehacer docente que sus logros académicos. Pero era, también, un gran matemático. Manuel Sadosky nació en Buenos Aires el 13 de abril de 1914: su familia había huído de Rusia en 1905. En 1940 se graduó en la Universidad de Buenos Aires como doctor en Ciencias Físicomatemáticas. Y en 1948 descubrió, en el Instituto de Cálculo de Roma, la fascinante relación entre las computadoras y el cálculo. En 1958 fue electo vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN). Pablo Jacovkis, matemático y actual decano de la FCEyN, explica que "Sadosky planteó dos ideas cruciales: obtener una computadora para la Facultad, que sirviera tanto para tareas científicas como de servicio para diversos usuarios y crear un instituto de matemática aplicada, base para el uso de la computadora".Fue el afamado Instituto de Cálculo, que comenzó a funcionar en 1960. Gracias a un subsidio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) —cuyo presidente era Bernardo Houssay—, se decidió la compra de una computadora Mercury II de la empresa británica Ferranti (ver La llamaron... pág. 5). "Cuando Houssay vio que la máquina que íbamos a comprar costaría cerca de 300 mil dólares, casi le da un síncope", recordaba Sadosky. Sadosky dio impulso a la carrera de computador científico, la primera del país dedicada a la computación. Con la actividad en pleno desarrollo, sufrieron las consecuencias del golpe de Estado de Juan Carlos Onganía. Junto con profesores y alumnos, fue sacado a los golpes el 29 de julio de 1966: "La noche de los bastones largos". Se exilió en el Uruguay hasta 1973.En 1976, después de que estuvieran por secuestrarlo, Sadosky decidió irse a Venezuela. Regresó en 1983 y fue puesto a cargo de la secretaría de Ciencia y Técnica en el gobierno de Raúl Alfonsín. Desde ese cargo, creó la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI), desbaratada durante el gobierno de Carlos Menem. En 1985 fue designado Profesor Emérito de la UBA, a la que siguió siempre vinculado. Murió el 18 de junio de 2005.Internet para los científicosHubo un tiempo en que Internet no existía en la Argentina. Y cuando comenzó fue gracias a la labor de las universidades públicas, donde se tejieron las primeras redes académicas. Mucho antes de que nadie soñara con el correo electrónico en su hogar. Buena parte de ese comienzo se debe a la labor de Emma Pérez Ferreira, quien consolidó un ambicioso proyecto de conectar a los investigadores argentinos con sus pares del mundo.Pérez Ferreira nació en 1925 en Buenos Aires y estudió Ciencias Fisicomatemáticas en la UBA, donde se doctoró en 1951. Comenzó a trabajar en la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) en 1952. Entre 1976 y 1985 condujo uno de los más importantes instrumentos de investigación en física del mundo: el proyecto Tandar, un acelerador electrostático de iones pesados. En 1987, fue nombrada presidenta de la Cnea. Pero fue en 1990 que —convocada por las autoridades de la Asociación Ciencia Hoy—, comenzó a dirigir el proyecto de su vida: Red Teleinformática Académica (Retina), un conjunto de enlaces de computadora entre universidades. "Consolidar esa red llevó sus buenos años, por lo menos los diez primeros, y en eso la labor de Emma fue fundamental", recuerda Guillermo Cicileo, vicedirector de Retina.Pronto Retina se vio en la necesidad de aumentar su capacidad. Fue entonces que Pérez Ferreira y su equipo debieron enfrentar un nuevo desafío: integrarse a la modernísima Internet2, una red académica estadounidense de avanzada para la transferencia de grandes volúmenes de datos.Esta tecnología permitía establecer videoconferencias, hacer diagnósticos remotos y hasta manejar un telescopio situado al otro lado del mundo. En diciembre de 2001. la Argentina se integró como Retina2. Gracias a la gestión de Pérez Ferreyra, un año después Retina constituyó una alianza con dieciocho países de Sudamérica y el Caribe para lograr una interconexión de alta velocidad, denominada Cooperación Latinoamericana de Redes Avanzadas (Clara) y otra con la red europea mediante el proyecto América Latina Interconectada con Europa (Alice). Quienes la conocieron cuentan que a sus casi ochenta años era tan capaz, como lo había sido toda su vida, de soportar agotadoras reuniones cuando un proyecto la entusiasmaba. Emma, como sencillamente la llamaban colegas y alumnos, murió en Buenos Aires el 28 de junio de 2005.
LO QUE VENDRÁ
Un paseo por el futuro
Robots que juegan a la pelota, autitos controlados desde el celular, espejos con TV integrada y más dispositivos electrónicos futuristas.
DE TAQUITO: El mundo de los robots no para de sorprender. Los movimientos que logran se parecen cada vez más a los de las personas. Ante la orden enviada de forma verbal por alguien, el QRIO (foto) busca la pelota con la luz de sus ojos y luego hace lo que le piden. Lo increíble es la plasticidad de movimientos que consigue. QRIO es de la compañía japonesa Sony.00
NO SOLO PARA ESPIAS: Este teléfono Nokia permite hablar viendo al interlocutor, como soñaron los detectives de los años 60.00
EL AUTITO DEL MAÑANA: El Car100 es un coche de juguete que anda al recibir ordenes de teléfonos con Bluetooth.00
EDIFICIOS INTELIGENTES: Estos pequeños dispositivos denominados Mems controlarán todo en los grandes edificios. Sus sensores revisarán permanentemente la temperatura, la humedad y la composición del aire de los ambientes. Además, podrán dirigir todas las cámaras de seguridad allí instaladas y dar la alarma ni bien se produzca un pequeño foco de incendio.00
ESPEJITO, ESPEJITO: El Mirror Display es una pantalla de LCD integrada a un espejo que logra lo que muchos alguna vez soñaron: llevarse la tele al baño. Así, mientras se está frente al espejo con el cepillo de dientes o el lápiz labial, se puede ver las noticias o los dibujos animados. Se presume que su primer uso será en hoteles, para pagar desde allí diferentes servicios.00
SUDOR Y CABLES: El Fitness Coach es un desarrollo que muestra y calcula la intensidad del entrenamiento físico.00
UN LAPIZ ESPECIAL: El Digital Pen permite escribir mensajes o agregar datos al teléfono mediante una conexión Bluetooth.00
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